lunes, 26 de agosto de 2019

La Inclusión: Palabreo en Escuela de Agronomía PUCV, agosto de 2019


(Título original: "¿En qué nos queremos incluir? Una mirada crítica a la inclusión")

Se me ha invitado a hablar a esta escuela de agronomía PUCV, sobre inclusión, para, según entiendo, llegar a aproximaciones y reflexiones en conjunto en torno a la temática en cuestión. Entonces, Claudia María (ay, me gusta hablarle a mis amigas imaginarias y a las no tanto), yo te digo y les digo y muy me digo, es necesario preguntarse: ¿qué es inclusión? Y pues, a mí como LOK con luna en los escorpiones, siempre desconfiada mirando por debajo de las aguas, como dirían las amigas, entiendo las definiciones, no como absolutas, sino como aproximaciones. En tal sentido, para mí, como un maricón vestío e mujer, que cuentan me llaman en el barrio a mí y a tantas otras, niña, les digo: shiquilles: inclusión la entiendo en clave de multiculturalismo, igualdad y cooptación.

Multiculturalismo, entendido como un proyecto al calor del Neoliberalismo, para hablarnos no, de una pluralidad, sino más bien, de una diversidad y que como tal, se domestica, sabi. A la vez que se refuerza la agenda específica de cada grupo, en pos de la defensa identitaria a ultranza.

Igualdad, comprendida en clave de ser como el Sujeto Universal de la Historia de la Modernidad pues, niña: El Hombre Occidentalizado que le llaman. Entiendo que este debate sobre la igualdad, entre los feminismos, es bastante antiguo, pero no por ello, menos actual, y sobre todo cuando a inclusión nos referimos. Entonces, el ¿iguales a quién? Al Conquistador/Colonizador, niña.

Cooptación: Explicar la cooptación es Jacqueline Van Rysselbergue declarándose feminista, es Valentina Verbal, mujer trans actual militante de Evópoli, otrora de RN, es Zuliana Araya, concejala trans defensora de los intereses del PPD.

Enunciados estos términos, quisiera invitar a reflexionar sobre razones que yo veo para que estemos hablando de inclusión, hoy lunes 26 de agosto de 2019, en la Escuela de Agronomía de la PUCV. Para eso, chiquilles: miro en mi calendario mental (porque una es LOK y se imagina cuánta cosa), y llego al 12 de octubre de 1492, en donde inicia lo que un caballero de los decoloniales, el Anibal Quijano, dice que muy se llama, Colonial Modernidad.

“Aperreó Balboa cincuenta putos que halló allí, y luego quemólos, informando primero de su abominable y sucio pecado”

Las anteriores son palabras de lOs conquistadores, lOs que se encontraron con otro que no era como ellOS, por eso eran los otros. Lo que se produce a partir de ese encuentro, es el asesinato de lo indivisible, lo complementario, para los pueblos originarios. Surge con este crimen, la Modernidad y que mediante la acumulación originaria a través del saqueo de los pueblos prehispánicos termina por darle forma a lo que se dará por llamar Capitalismo. España y por consecuencia, Europa, se mira a sí misma y conforma América. Construyéndola a su imagen y semejanza. Por lo tanto, los amujerados, los putos, los sodomitas, los machi weyes, comenzaron a ser desterrados, eliminados, silenciados, borroneados de la Historia. Y es precisamente esta borradura, la cual, a juicio de Giuseppe Campuzano, nos constituye; él hacía referencia a las personas transgénero; yo por mi parte, lo escribo y lo digo, pensando en la gran cantidad de subjetividades y cuerpos que escapan de la normativa binaria del género.

Siguiendo en la línea de la Campuzano, nosotras las raritas y les rarites, tenemos la potencialidad de haber estado siempre al centro de la historia oficial, y en la historia anterior a la oficial. Y el haber sido borroneadas expresa que jamás estuvimos ni hemos estado ni en las periferias ni en los bordes: hemos sido, somos y seremos centrales.

¿No lo ven ustedes en las calles? ¿No ven ustedes el fundamentalismo conservador y religioso? ¿No han oído ustedes la repetición exasperante de “No a la ideología de género”? Si fuéramos borde, Danae del Carmen, aquello no sería posible. Este mismo Fundamentalismo fue el que impactó estas tierras el 12 de octubre de 1492 y se dedicó a “normalizar” cuerpos en función del binarismo hombre y mujer. Este montón de indígenas amujerados representaban una verdadera amenaza para sus propósitos, por lo tanto, debían dedicar arduos esfuerzos para destruir cualquier brote de subversión.

Existen autoras como Rita Segato quien sostiene asistimos a un período de Fundamentalismo, producto del fracaso de la política del Multiculturalismo. Y estoy de acuerdo, aunque pondría el matiz de la transición, una que además está determinada por el Estado-Nación en el cual vivamos.

Observo que en el caso de Chile, el Multiculturalismo, por lo tanto, la inclusión, están ahí, es un discurso que se nos aparece por todas partes.. Sí, como aún no estamos de frentón bajo un gobierno abiertamente fascista, cualquier agresión que suframos será consignada, reclamada. Un ex compañero de trabajo, bien diría: “no se les puede decir nada a los maricones”.  Sin embargo, la inclusión opera en la misma clave del Fundamentalismo: borradura histórica.

Así, mientras el primero, nos borra de un plumazo con toda la violencia posible e imaginable de la historia, sacándonos del espacio público; la inclusión nos borra, precisamente, cuando nos incluye.

¿En qué nos hemos de incluir, niña? Creo que es  una pregunta fundamental. Pero no se hace, y me parece que se debe a una simple razón: no tenemos historia. Desconocemos la cantidad tremenda de represiones, crímenes; del genocidio específico en contra de nuestras subjetividades y cuerpos. Lo único a lo que podemos echar mano, es a esa historia restringida de por sí, que la Modernidad nos ha permitido saber.

Poquito es, pero algo es algo saber que el 22 de abril de 1973, un grupo de locas se tomó la plaza de Armas de Santiago en protesta por la tortura que sufrían en pleno gobierno de la Unidad Popular, heredera de una política de mandatos anteriores.

 El relato lo constituye la transexualidad creada en un laboratorio de los Estados Unidos por Harry Benjamín, la cual consiste en convencer que todo se trata de vivir en el cuerpo equivocado, y que tal problema es una cuestión individual que ha de ser solucionada por la medicina a través de tratamiento hormonal y operación de reasignación sexual. Así nos lo han asegurado desde 1953. Mientras que algunos años antes, a fines de la década de los 40s, también en Gringolandia, John Money y su equipo, no considerando el sexo para tratar a tanto cuerpo por fuera de la norma hegemónica, crea la categoría de género y pegadita, la intersexualidad, en dónde los centímetros fueron determinantes para intervenir quirúrgicamente, el cuerpo de bebés.

Nosotras, niña, en la Modernidad, en esta época de avanzada, nos encontramos con el relato del cuerpo equivocado. Luego vendrán seres rebeldes, que desde activismos diversos, se plantarán desde lo transgénero. Acá habrá una mirada interesante, pero colonial, porque se escuchan cosas problemáticas a mi parecer como definir a un indígena con genitales masculinos vestidos, con lo que en la actualidad, son las prendas asociadas a las usadas por una mujer, como un transexual de pueblo originario. Y yo digo, no niña, sabí: no se pueden aplicar categorías de la Modernidad sobre una realidad no fundada en ésta.
Con el relato del cuerpo equivocado, y con el discurso más empoderante que le llaman de lo transgénero incluso, se nos invita a incluirnos en la sociedad pensada por Colón, quién al contrario de lo que la gente cree, siempre estuvo profundamente más interesado en evangelizar que en el oro, como lo plantea la amiga Todorov, sabi.

Entonces, ¿En qué debemos incluirnos cuando hablamos de inclusión? En el sistema mundo gobernado, construido, fundamentado por la burocracia masculinicista de un Patriarcado Occidental que, siguiendo la línea de la feminista indígena Aura Cumes, nada tenía que ver con los sistemas de comunidad con ciertas jerarquías de los pueblos originarios del lugar en el cual ella habita: Guatemala. Y como la realidad de los territorios del Abya Yala, es de las muy diversas, también es posible entender a este Patriarcado como la fusión con un Patriarcado ya presente en estas tierras; es decir, un Entronque Patriarcal, como bien explican las compañeras feministas comunitarias de Bolivia.

Más allá de estas consideraciones, lo cierto es que nos encontramos frente a un sistema de mundo burocrático, que tomando las palabras de la feminista decolonial, Rita Segato, consiste en protocolizar, tecnocratizar, las relaciones cotidianas y de política pragmática de las comunidades anterior a la Conquista/Colonización.

Frente a tal escenario, me gustaría hacer la invitación a reunirnos, cantar, reír, bailar, simplemente mirarnos. Al vincularnos mediante la recomposición de los tejidos sociales, de nuestros vínculos comunitarios. Es decir, abandonar la burocracia impuesta mediante el proceso de conquista/colonización, ya mencionado y que, me parece habría que precisar que lo veo, principalmente, como una lógica de verticalidad.

Esto, en cuanto es un grupo (suele ser una elite o cerrado) el cual determina el camino a seguir al momento de diseñar, tecnocráticamente, los caminos a seguir para lograr amoldarse y terminar por incorporar a los grupos excluidos, a las dinámicas de la sociedad en marcha, y sobre la cual no opinan para conformarla, sino que para incorporarse a lo ya establecido.

Y siguiendo la línea de Segato, esta burócrata verticalidad, me parece que la podemos ver en la complejización del trato cotidiano: con esto me refiero a que se emplea la distancia, la formalidad, un lenguaje adecuado y objetivo para relacionarse con subalternos y éstos a su vez, entre ellos.

Se constituye la experticia de un grupo, los llamados expertos que dan a conocer la realidad de tal cual población excluida. ¿No han asistido ustedes a las llamadas charlas sobre niñez trans? Pregunta foro, que dicen las amigas: ¿No les parece violento que un psicólogo o psicóloga, mediante exposición con diapositivas con citas de cuánto reputado médico exista, explique qué significa ser unx niñe trans?

¿Es que acaso, hay gente brindando charlas respecto de qué es ser hombre o mujer?

Ay, niña: y es que se privilegia, en pos de la inclusión, la mediación siempre formal, siempre enrevesada y siempre desde la exposición en clave de sujeto/experto y objeto de estudio.
Déjenme decirles una cosita, como diría la amiga transformista de la Organa, con las chiquillas hemos llegado a concluir que cualquiera que se haga llamar experto en género, podría o debería más bien, ponerlo en cuestión, en pos del diálogo. No se puede ser experto en una materia llena de matices sujetos a contextos diversos, tanto, que no pueden ser enumerados por los dedos de nuestras manitas, y solo da cuenta de la lógica positivista de la observación del objeto de estudio.

La inclusión es problemática, porque es sintomática de Patriarcado Occidental. Si se necesita inclusión, es porque existe una exclusión, y para que haya exclusión, un grupo se tuvo que poner al centro como protagonistas de la historia, lanzando a todxs quienes no sean parte de ese grupo, a los bordes. Y esto, porque se construye Sujeto y Otredad. La lógica replicada por los psicólogos.

Si comenzamos a vernos, a sentirnos, a confiarnos xl unx en xl otrx, si hacemos comunidad o si generamos un apoyo mutuo, si nos comenzamos a pensar en perspectivas de proyectos políticos vitales que por tal, puedan poner al centro la vida y cómo deseamos vivirla, de manera colectiva, horizontal, sin tener que agendar reunión con tal o cual autoridad, sin necesidad de un timbre ni de la tramitación de una ley para comenzar a utilizar el nombre legal, no será necesaria la inclusión, porque nadie tendrá que incorporarse a lo ya establecido, sino que como todxs, será parte fundante del ¿qué queremos? ¿cómo lo queremos? Y cuanta otra pregunta que te enseña el profesor de biología cuando te habló del aborto para decir “es malo”.

Y pienso, aprovechando que estoy acá, sabí: cuando se habla de comunidad universitaria por ejemplo, no se puede tomar este concepto a la ligera, como algo dado. Porque las comunidades como ya decía, se construyen entre todxs, pero sin autoritarismos, se hacen en igualdad de condiciones.

Tons, como dice la amiga de los zapatistas terroristas: la gente rarita como una, que dicen que dicen que somos algunas, no es que se tenga que incluir, no es que la tengan que incluir, entre todxs se ha de construir el proyecto de comunidad universitaria que se estime pertinente o más mejor, como dice la Teresa cuando don Braulio le da su punto de vista.

So, denle una vueltita larga, intermedia o cortita, o todas juntas, a esto de construir horizontalmente, y mandar menos correo con tanta formalidad o dejar de enviar tanto mail y a verse más, a saber quién es cada cual, qué le afecta, que le pone feliz y así y así. Tal vez, no hagan falta ni normas ni protocolos, tal vez y solo tal vez, porque en un mundo marcado por la certeza, yo creo que es más linda la incerteza para no tener un plan armado a imponer, porque de lo contrario, vamos a seguir pensando que somos Europa, mientras que el otro es América.

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