miércoles, 4 de septiembre de 2019

Debates sobre la Inclusión. Aula Abierta Trabajo Social Universidad de las Américas,sede Viña del Mar. Septiembre de 2019



Se me ha invitado a participar a esta instancia de aula abierta, para, poder ser parte de un debate sobre inclusión. Y me quedé pensando, ¿debatir? ¿Entre quiénes? ¿Cuál es el propósito? ¿En dónde ha de quedar registrado este debate? Sospecho que si alguien lo toma, puede que se parafrasee (dudo de la cita) en un paper, en algún congreso a puertas cerradas. Entonces, desde ya digo: que cada cual haga lo que guste. Pero me parece, que solo pensar en la carrera académica es el claro síntoma de la peligrosa cooptación.

Como hablamos con amigas, la academia, que varias decidimos abandonar y a la que solo nos venirnos a pasear de vez en cuando y de cuando en vez, es un mecanismo de captura. Y que como tal, nos invita engañosamente a ser parte de su comunidad ya establecida, lo que ocurrirá luego, será la transformación de ese incauto individuo, como lo fuimos toas en su momento, sabí. Sino, cómo explicar haberse iniciado en una militancia marxista.

Pero bueno, como dicen las amigas: De too se aprende, niña. Y sí, sabí, muy sí. Es esa experiencia, cruzada por como me dijo la Celeste, una amiga tarotista, esa luna en escorpión que te hace ver por debajo del agua, prima, es que he podido ver, alejada del foco a la inclusión. La veo, niña: en la sala de espera de un hospital. Ahí descubro a la Lucía esperando su operación para convertirse en una verdadera mujer. Yo no me voy a meter en el deseo de la chiquilla, pero sí todo el palabreo que queda en mi iracundo y sensible pecho para la amable inclusión que pactó con ella, la aceptación, a cambio de verse como una mujer.

La veo en el caballero aymara de apellido Apaza, suplicándole al Estado que le enseñe español a su hijo varoncito e inglés, para que se vaya a la conquista del mundo, que el aymara no sirve, porque es cosa del pasado y el pasado pisado como dicen las transformistas del Youtube. Mientras a él lo llevan a cuánto acto académico y político existe en pos de la pluralidad.

¿Y por qué les veo a estos seres?

Ésta es una pregunta que me hago y me la respondo a mí misma, porque estoy siendo LOK

Sucede, chiquilles, que inclusión la entiendo en clave de multiculturalismo, igualdad y cooptación.

Multiculturalismo, comprendido como un proyecto al calor del Neoliberalismo, para hablarnos no, de una pluralidad, sino más bien, de una diversidad y que como tal, se domestica, sabi. A la vez que se refuerza la agenda específica de cada grupo, en pos de la defensa identitaria a ultranza.

Igualdad, comprendida en clave de ser como el Sujeto Universal de la Historia de la Modernidad pues, niña: El Hombre Occidentalizado que le llaman. Entiendo que este debate sobre la igualdad, entre los feminismos, es bastante antiguo, pero no por ello, menos actual, y sobre todo cuando a inclusión nos referimos. Entonces, el ¿iguales a quién? Al Conquistador/Colonizador, niña.

Cooptación: Explicar la cooptación es volver a los ejemplos y hablar de Jacqueline Van Rysselbergue declarándose feminista, es Valentina Verbal, mujer trans actual militante de Evópoli, otrora de RN, es Zuliana Araya, concejala trans defensora de los intereses del PPD en el Municipio de Valparaíso y que por tal, no trepidará en mandarle a los pacos, a quiénes no nos alineamos con sus proyecto político.

Enunciados estos términos, quisiera invitar a reflexionar sobre razones que yo veo para que estemos hablando de inclusión. Para eso, chiquilles: miro en mi calendario mental (porque una es LOK y se imagina cuánta cosa), y llego al 12 de octubre de 1492, en donde inicia lo que un caballero de los decoloniales, el Anibal Quijano, dice que muy se llama, Colonial Modernidad. Aunque la Silvia Rivera Cusicanqui dice que lo dijo otro caballero en 1970, pero como dice  la hermana de mi prima, o sea, mi prima: ai no ai k meterc.

En el caso de lo que conocemos bajo el nombre del estado-nación, Chile, desde 1520, específicamente, con la llegada del tal Hernando de Magallanes y el tal bautizo unilateral de Patagones a los huiliches, niña.

“Aperreó Balboa cincuenta putos que halló allí, y luego quemólos, informando primero de su abominable y sucio pecado”

Las anteriores son palabras de lOs conquistadores, lOs que se encontraron con otro que no era como ellOS, por eso eran los otros. Lo que se produce a partir de ese encuentro, es la delimitación de un yo y de un no yo, al decir de Fanon: ser y no ser. La línea divisoria, constituida por el quién es humano y quién no lo es, terminarán configurando lo que entendemos por raza. Tendrá lugar, a partir de este momento,  el asesinato de lo indivisible, lo complementario, para los pueblos originarios.

Surge con este crimen, la Modernidad y que mediante la acumulación originaria a través del saqueo de los pueblos prehispánicos termina por darle forma a lo que se dará por llamar Capitalismo. España y por consecuencia, Europa, se mira a sí misma y conforma América. Construyéndola a su imagen y semejanza. Por lo tanto, los amujerados, los putos, los sodomitas, los machi weyes, comenzaron a ser desterrados, eliminados, silenciados, borroneados de la Historia. Y es precisamente esta borradura, la cual, a juicio de Giuseppe Campuzzano, nos constituye; él hacía referencia a las personas transgénero; yo por mi parte, lo escribo y lo digo, pensando en la gran cantidad de subjetividades y cuerpos que escapan de la normativa binaria del género.

Siguiendo en la línea de la Campuzzano, nosotras las raritas y les rarites, tenemos la potencialidad de haber estado siempre al centro de la historia oficial, y en la historia anterior a la oficial. Y el haber sido borroneadas expresa que jamás estuvimos ni hemos estado ni en las periferias ni en los bordes: hemos sido, somos y seremos centrales. Hemos sido terroristamente plurales, pero apaciguadas, en principio para homologarnos al Sujeto de la Historia Universal, y en tiempos de Multiculturalismo, para reconocernos y sumarnos a su proyecto civilizatorio, desde la domesticación en clave de diversidad.

¿No lo ven ustedes en las calles? ¿No ven ustedes el fundamentalismo conservador y religioso? ¿No han oído ustedes la repetición exasperante de “No a la ideología de género”? Este término millenial de la década del dos mis, hijo de otra millenial, como Teoría de Género, en respuesta al género, como una perspectiva para comprender más allá del sexo, más allá de solo dos posibilidades de habitarse.

Si fuéramos borde, si no fuéramos letales, para el proyecto histórico llamado Capitalismo. Ay, Danae del Carmen, aquello no sería posible. Este mismo Fundamentalismo fue el que impactó estas tierras el 12 de octubre de 1492 y se dedicó a “normalizar” cuerpos en función del binarismo hombre y mujer. Este montón de indígenas amujerados representaban una verdadera amenaza para sus propósitos, por lo tanto, debían dedicar arduos esfuerzos para destruir cualquier brote de subversión.

Existen autoras como Rita Segato quien sostiene asistimos a un período de Fundamentalismo, producto del fracaso de la política del Multiculturalismo. Y estoy de acuerdo, aunque pondría el matiz de la transición, una que además está determinada por el Estado-Nación en el cual vivamos.

Observo que en el caso de Chile, el Multiculturalismo, por lo tanto, la inclusión, están ahí, es un discurso que se nos aparece por todas partes.. Sí, como aún no estamos de frentón bajo un gobierno abiertamente fascista, cualquier agresión que suframos será consignada, reclamada. Un ex compañero de trabajo, bien diría: “no se les puede decir nada a los maricones”.  Sin embargo, la inclusión opera en la misma clave del Fundamentalismo: borradura histórica.

Así, mientras el primero, nos borra de un plumazo con toda la violencia posible e imaginable de la historia, sacándonos del espacio público; la inclusión nos borra, precisamente, cuando nos incluye.

¿En qué nos hemos de incluir, niña? Creo que es una pregunta fundamental. Pero no se hace, y me parece que se debe a una simple razón: no tenemos historia. Desconocemos la cantidad tremenda de represiones, crímenes; del genocidio específico en contra de nuestras subjetividades y cuerpos. Lo único a lo que podemos echar mano, es a esa historia restringida de por sí, que la Modernidad nos ha permitido saber.

 El relato lo constituye la transexualidad creada en un laboratorio de los Estados Unidos por Harry Benjamín, la cual consiste en convencer que todo se trata de vivir en el cuerpo equivocado, y que tal problema es una cuestión individual que ha de ser solucionada por la medicina a través de tratamiento hormonal y operación de reasignación sexual. Así nos lo han asegurado desde 1953. Mientras que algunos años antes, a fines de la década de los 40s, también en Gringolandia, John Money y su equipo, no considerando el sexo para tratar a tanto cuerpo por fuera de la norma hegemónica, crea la categoría de género y pegadita, la intersexualidad, en dónde los centímetros fueron determinantes para intervenir quirúrgicamente, el cuerpo de bebés.

Nosotras, niña, en la Modernidad, en esta época de avanzada, nos encontramos con el relato del cuerpo equivocado. Luego vendrán seres rebeldes, que desde activismos diversos, se plantarán desde lo transgénero. Acá habrá una mirada interesante, pero colonial, porque se escuchan cosas problemáticas a mi parecer como definir a un indígena con genitales masculinos vestidos, con lo que en la actualidad, son las prendas asociadas a las usadas por una mujer, como un transexual de pueblo originario. Y yo digo, no niña, sabí: no se pueden aplicar categorías de la Modernidad sobre una realidad no fundada en ésta.
Con el relato del cuerpo equivocado, y con el discurso más empoderante que le llaman de lo transgénero incluso, se nos invita a incluirnos en la sociedad pensada por Colón, quién al contrario de lo que la gente cree, siempre estuvo profundamente más interesado en evangelizar que en el oro, como lo plantea la amiga Todorov, sabi.

Entonces, ¿En qué debemos incluirnos cuando hablamos de inclusión? En el sistema mundo gobernado, construido, fundamentado por la burocracia masculinicista de un Patriarcado Occidental que, siguiendo la línea de la feminista indígena Aura Cumes, nada tenía que ver con los sistemas de comunidad con ciertas jerarquías de los pueblos originarios del lugar en el cual ella habita: Guatemala. Y como la realidad de los territorios del Abya Yala, es de las muy diversas, también es posible entender a este Patriarcado como la fusión con un Patriarcado ya presente en estas tierras; es decir, un Entronque Patriarcal, como bien explican las compañeras feministas comunitarias de Bolivia.

Más allá de estas consideraciones, lo cierto es que nos encontramos frente a un sistema de mundo burocrático, que tomando las palabras de la feminista decolonial, Rita Segato, consiste en protocolizar, tecnocratizar, las relaciones cotidianas y de política pragmática de las comunidades anterior a la Conquista/Colonización.

No es de extrañar que uno de los logros principales, para muchas, sea la implementación de protocolos para abordar cuestiones relativas a la violencia sexual. El protocolo, un fin, y no, una herramienta, no es un error, es el correlato natural de una sociedad tremendamente punitivista que en vez de generar espacios de autodeterminación para que comunitariamente podamos decidir qué hacer frente a tal o cual situación, solo está preocupada del castigo. ¿Es que acaso no se nos dijo claramente que seríamos dependientes eternos del Estado, nuestro papi de por vida? Porque, bueno: se firma el contrato social. Uno, que como lo dijo la Carol Pateman, es más bien, un contrato sexual, en dónde los hombres, guardianes del espacio público, no tendrán más chance que acosar, abusar y violentar a todas quienes habitemos lo femenino o seamos feminizadas desde su propia construcción vital. Porque jamás fuimos libres, no con el Estado cual tutor.

Frente a tal escenario, me gustaría hacer la invitación a reunirnos, cantar, reír, bailar, simplemente mirarnos. Al vincularnos mediante la recomposición de los tejidos sociales, de nuestros vínculos comunitarios. Es decir, abandonar la burocracia impuesta mediante el proceso de conquista/colonización, ya mencionado y que, me parece habría que precisar que lo veo, principalmente, como una lógica de verticalidad.

Esto, en cuanto es un grupo (suele ser una elite o cerrado) el cual determina, tecnocráticamente, los caminos a seguir para lograr amoldarse y terminar por incorporar a los grupos excluidos, a las dinámicas de la sociedad en marcha, y sobre la cual no opinan para conformarla, sino que para incorporarse a lo ya establecido.

Y siguiendo la línea de Segato, esta burócrata verticalidad, me parece que la podemos ver en la complejización del trato cotidiano: con esto me refiero a que se emplea la distancia, la formalidad, un lenguaje adecuado y objetivo para relacionarse con subalternos y éstos a su vez, entre ellos.

Se constituye la experticia de un grupo, los llamados expertos que dan a conocer la realidad de tal cual población excluida. ¿No han asistido ustedes a las llamadas charlas sobre niñez trans? Pregunta foro, que dicen las amigas: ¿No les parece violento que un psicólogo o psicóloga, mediante exposición con diapositivas con citas de cuánto reputado médico exista, explique qué significa ser unx niñe trans?

¿Es que acaso, hay gente brindando charlas respecto de qué es ser hombre o mujer?

Ay, niña: y es que se privilegia, en pos de la inclusión, la mediación siempre formal, siempre enrevesada y siempre desde la exposición en clave de sujeto/experto y objeto de estudio.
Déjenme decirles una cosita, como diría la amiga transformista de la Organa, con las chiquillas hemos llegado a concluir que cualquiera que se haga llamar experto en género, podría o debería más bien, ponerlo en cuestión, en pos del diálogo. No se puede ser experto en una materia llena de matices sujetos a contextos diversos, tantos, que no pueden ser enumerados por los dedos de nuestras manitas, y solo da cuenta de la lógica positivista de la observación del objeto de estudio.

La inclusión es problemática, porque es sintomática de Patriarcado Occidental. Si se necesita inclusión, es porque existe una exclusión, y para que haya exclusión, un grupo se tuvo que poner al centro como protagonistas de la historia, lanzando a todxs quienes no sean parte de ese grupo, a los bordes. Y esto, porque se construye Sujeto y Otredad. La lógica replicada por los psicólogos.

Si comenzamos a vernos, a sentirnos, a confiarnos xl unx en xl otrx, si hacemos comunidad o si generamos un apoyo mutuo, si nos comenzamos a pensar en perspectivas de proyectos políticos vitales que por tal, puedan poner al centro la vida y cómo deseamos vivirla, de manera colectiva, horizontal, sin tener que agendar reunión con tal o cual autoridad, sin necesidad de un timbre ni de la tramitación de una ley para comenzar a utilizar el nombre legal, no será necesaria la inclusión, porque nadie tendrá que incorporarse a lo ya establecido, sino que como todxs, será parte fundante del ¿qué queremos? ¿cómo lo queremos? Y cuanta otra pregunta que te enseña el profesor de biología cuando te habló del aborto para decir “es malo”.

Y pienso, aprovechando que estoy acá, sabí: cuando se habla de comunidad universitaria por ejemplo, no se puede tomar este concepto a la ligera, como algo dado. Porque las comunidades como ya decía, se construyen entre todxs, pero sin autoritarismos, se hacen en igualdad de condiciones.

Tons, como dice la amiga de los zapatistas terroristas: la gente rarita como una, que dicen que dicen que somos algunas, no es que se tenga que incluir, no es que la tengan que incluir, entre todxs se ha de construir el proyecto de comunidad universitaria que se estime pertinente o más mejor, como dice la Teresa cuando don Braulio le da su punto de vista.

So, denle una vueltita larga, intermedia o cortita, o todas juntas, a esto de construir horizontalmente, y mandar menos correo con tanta formalidad o dejar de enviar tanto mail y a verse más, a saber quién es cada cual, qué le afecta, que le pone feliz y así y así. Tal vez, no hagan falta ni normas ni protocolos, tal vez y solo tal vez, porque en un mundo marcado por la certeza, yo creo que es más linda la incerteza (no arruinaré la rima usando la palabra incertidumbre) para no tener un plan armado a imponer, porque de lo contrario, vamos a seguir pensando que somos Europa, mientras que el otro es América.

Y no puedo dejar de decir: mientras hablemos de inclusión, es que necesariamente, estamos generando exclusión

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