Ay, niña: es que hablar de
disidencias sexuales y la explotación animal, pareciera tan difícil. ¿Y sabis,
Claudia? Creo que no lo es. Así que aquí le voy.
Para abordar esta materia,
traeré a la Rita Segato a este papel. Porque fíjate que la señora esa explica a
la Modernidad (1492), como ese momento histórico en dónde el hombre se comienza
a escribir en la historia, con "h" mayúscula.
¿Y esto qué tiene que ver?
Pues todo, Claudia. Y es que
si antes el hombre era parte de una comunidad con varixs otrxs, ahora la
cuestión es: Hombre al centro, como sujeto hegemónico y todo lo demás, en los
bordes. Aquí la punta de la lana, bbs.
Igualmente, me gustaría
precisar que no es el hombre a secas, sino que el representante del Andros, es
decir: hombre, adulto, amo. Lo cual se traduce como un hombre de las acomodadas
burguesías por así decir. Un indígena o un obrero de la construcción no son
este hombre precisamente. Lo que sí, tienden a imitarlo para poder sobrevivir, a
través del pacto sostenido desde 1492 que se tradujo en el llamado proceso de
acriollamiento.
Y bien, esto es importante de
visualizar, porque es parte de una especificidad propia de territorios que
atravesaron la conquista/colonización. De ahí que yo al menos, mire con
distancia y crítica al feminismo de las Europas y el gringo, pues nos ha
convencido de aplicar el análisis de género sin más en los territorios del Abya
Yala, sin distinción de contextos situados. Entonces, se generan conclusiones
del tipo: la mujer es oprimida y el resto, discriminado, o las mujeres son las
llamadas a echar abajo el Orden Patriarcal.
Y yo, perrita, digo que no y
no. Porque el copy paste nos nubla, y nos hace pensar solo en la liberación de la mujer (la mayoría
habla de igualdad de derechos), y el resto de corporalidades que incluyen a les
animales, que se las arreglen como puedan.
Por cierto, hablo de
feminismo, pero entendiéndolo como una postura/discurso/acción antipatriarcal.
O sea, sin una sujeta mujer como protagonista, porque el género es una creación
de discursos foráneos, y es mucho más complejo que decir mujer y solo mujer. Por
eso, que no se puede hablar de disidencias sexuales sin mencionar al feminismo,
pues para mí, es un tipo de feminismo, en cuanto radical.
Como vivimos en el Abya Yala,
yo creo que este diálogo entre disidencias sexuales debería darse de manera
situada en el territorio al cual habitamos, con las Europas, no me voy a meter,
con sus feminismos de la igualdad y queer, no me voy a meter. A mí, lo que me
interesa y, creo, en donde invito a poner el ojo es aquí, wachis. Incluso, es
más, también quisiera tensionar el relato del “Abya Yala”, al que no basta
referirse como “territorios”, así en plural, para plantear las especificidades
de las plurales comunidades que les han conformado desde los tiempos previos al
brutal proceso de colonización. Porque la realidad de Lxs Incas, no es igual a
lxs diaguitas.
Sin embargo, lo que sí
aconteció en todas las tierras en mayor o menor medida, fue el arribo del
Extractivismo, junto a la Modernidad Colonizadora. Extractivismo que ahora,
funciona por y para las trasnacionales, y que gracias a la tecnología al
servicio de los intereses capitalistas, tiene un.nivel de extracción mucho
mayor. Sin embargo, al igual que desde 1492, los conquistadores/colonizadores
(actuales capitalistas) se han dedicado a robar, a saquear y explotar la
tierra, cuyas propiedades son catalogadas de recursos naturales. Reduciéndonos
a cosas.
Pero, la tierra no es solo
tierra, wachis. La tierra es lo que somos todes: Naturaleza (sí, incluye a
Kast). Es decir, esa explotación es hacia nuestros cuerpos también. Indígenas
asesinadxs por la avaricia del capital, pues por montones. Animales que hasta
se han extinguido, uf! Mujeres que por mujeres son violadas, abusadas,
asesinadas. Lo mismo las mariconas fuertonas. Y, en general, todas aquellas
corporalidades que no sean Hombre.
Y acá es importante, Claudia y
también, Leti, que nosotrxs entendamos a esta Modernidad como una fase de
explotación capitalista producto de la colonización. Lo cual es el Patriarcado:
propiedad privada. La tierra, con mujeres, hombres pobres e indígenas,
mariconas fuertonas y animales, es de propiedad del Hombre con la "h"
mayúscula. Claramente, existen violencias específicas, pero provienen de igual
matriz: el Patriarcado.
Frente a esto, me parece muy
conveniente dar cuenta de, básicamente, cuatro perspectivas para entender la configuración
de este Patriarcado por estos territorios. Una de ellas es de María Lugones,
quien establece que no existía Patriarcado, hasta antes de la llegada de los
conquistadores/colonizadores. Por su parte, las feministas comunitarias de
Bolivia, han venido a plantear que sí y hablan de “Entronque Patriarcal”, lo
cual corresponde a un “encuentro de patriarcados”: el de los pueblos
originarios y el de los europeos. En tercer lugar, aparece Rita Segato quien
habla de un “Patriarcado de baja intensidad” en estos territorios y uno de
“alta intensidad” proveniente desde las Europas. Finalmente, Aura Cumes ha
señalado que no se puede hablar de la existencia de un patriarcado
precolombino, pues esa noción, es moderna, occidental; y las especificidades de
roles obedecían a otra configuración de la realidad.
Escrito lo anterior, digo
ahora: La conformación de este Patriarcado pudo haber tenido diversos procesos,
pero en lo medular: las violencias sobre ciertos cuerpo y sexualidades, se
mantienen e intensifican.
Teniendo estas
problematizaciones sobre la mesa, me interesa llegar ahora a la disidencia o
disidencias sexuales, entendiéndoles como lo no heterosexual. Muy relevante me
parece, porque, aunque por razones de espacio, no puedo ahondar, sí quiero
mencionar que la Monique Wittig habló de régimen heterosexual, porque entendía
que éste terminaba configurando una obligatoriedad de ser, de desear para
seguir manteniendo al Patriarcado, el cual configuraba a la mujer
(heterosexual) como servil al Hombre y por ende, al Patriarcado. Y la Adriane
Rich, niña: dijo que junto al matrimonio, la heterosexualidad era una
institución política del Patriarcado.
Y sí, una es francesa y la
otra gringa, pero las cito, porque si a algo se dedicaron los conquistadores,
fue a replicar su modelo de sociedad sobre huesos y sangre de los nuevos
territorios. Para lo cual, la heterosexualidad (el término en sí es de fines
del 1800) fue y ha sido un bastión del Patriarcado: de ahi la importancia del
amor romántico en pos de la reproducción (la familia)
Si logramos comprender a esta
heterosexualidad como régimen, no será tirao de las mechas, Claudia y Leti, el
verla como reproductora y sostenedora de Capitalismo, y por ende, explotadora,
opresora y asesina de animales.
Y entonces, si al hablar de
disidencias sexuales, nos estamos refiriendo a lo no heterosexual, debería ser
sinónimo de antipatriarcal y anticapitalista. Por lo tanto, veganx y sí, antiespecista.
Las disidencias sexuales, yo
diría, tendrían que replantearse el comer cadáveres animales, porque el
desprecio hacia sus cuerpos, la explotación brutal, especialmente. de las
hembras que están para parir una y otra vez hasta que sus cuerpos dejan de
resistir; es el mismo desprecio por la tierra, como el esclavo indígena del Patrón,
como la mujer que debe ser madre, como la maricona fuertona a la cual el macho
heterosexual le saquea su cuerpo, mediante la naturalización de la violencia
sexual y afectiva.
El Patriarcado nos violenta y
oprime de maneras específicas, pero no ver los cruces, es producto de tanta
gafa del feminismo de la igualdad y del discurso neoliberal lgbti que, como el
primero, está dispuesto a abrazar a la heterosexualidad, en este caso
específico, vía matrimonio y adopción de niñes.
Quisiera expresar con mucha
humildad y honestidad que planteo lo de la “explotación animal”, entendiéndola
en el contexto de la macabra industria de la carne. Pues, para mí al menos, no
es lo mismo la relación que el pueblo aymará ha mantenido con las llamas que la
brutal masacre sufrida por diversas especies animales en criaderos varios.
Ciertamente, niña: no estoy
planteando que no exista una visión antropocéntrica en el pueblo aymara. Es
decir, no estoy en condiciones de negarlo, pero tampoco de afirmarlo, pues la
construcción del sujeto de pueblo originario es distinta a la del sujeto
moderno occidental que somos nosotrxs, incluso, considerando el proceso de
colonización.
En este punto, muy que abro el
debate, invitando a entablar diálogos, discusiones, miradas que nos permitan ir
comprendiendo las pluralidades maneras de existir y habitar este mundo.
Y eso po, niña: miremos,
sintamos a lxs otrxs, porque es tan fácil invisibilizar. Tal vez, porque como
dice el Vicente Rucci: “cuando no te cruza la violencia, no la ves”.