martes, 10 de septiembre de 2019

Frente a la miseria del capital: una oportunidad




Yo le escuchaba a esta chiquilla de la Karina Ochoa contar que un maestro suyo le había hablado acerca pensar con un foco encima, o algo más o menos así, niña. La metáfora se refiere a que cuando estamos muy ahí que muy, en la cresta de la ola como se dice, no logramos ver la situación en la cual nos encontramos, al menos no con claridad. Y que, en cambio, durante los tiempos complejos, una podía ver con una visión muy regia, el escenario que se presentaba.

Tal metáfora, creo, se puede aplicar a nuestro contexto. Uno, en donde la cesantía golpea fuerte. Es así, niña que la última medición trimestral (abril-junio) arrojó un 7,2% de desocupación a nivel nacional, mientras que para la región de Valparaíso, las cifras se redondearon en 8,0%, siendo las mujeres las más afectadas, con un 9,3%. Números que den cuenta de las raritas, muy que no hay. Ante lo cual, el ridículo de Piñera culpó a lxs migrantes. No es de extrañar, viniendo de un ser habitante de la derecha, defensor de un verdadero dictador como Bolsonaro. Bien se lleva el delincuente de Piñera, así como todo su gabinete de corruptos, con los Fundamentalismos religiosos.

No fue extraño, por tanto, que luego de toa la escandalera por el primer intento de marcha contra inmigrantes, la Intendencia de Santiago -en manos de la derecha- le autorizara en la segunda oportunidad. Marcha que se produjo este sábado. Dicen que 50, dicen que 70 asistentes, pero hubo gente dispuesta a salir a las calles contra lo una “inmigración no regulada”, pero lo que se encuentra en su base es la defensa de La Nación. Esta escalada fundamentalista en Chile, va totalmente acorde a lo que ocurre a nivel planetario, y por lo mismo, preocupa

Por otra parte, que avanza la estocada en contra de profesorxs de historia y de educación física, al sacar sus asignaturas como obligatorias para terceros y cuartos medios.
Puros golpes en contra de quienes no estamos en las esferas privilegiadas de los gobernantes.

Y una escucha a la Camila Vallejo, a la Carol Cariola hablar de la jornada laboral de 40 horas y oye las reacciones del fascismo. Y una oye también, cánticos de La Revolución y acá me detengo, María Carolina.

Esa Revolución que no es, pero será. Y una oye aquello de Jota jota, cc, por las calle. Y que La Revolución, La Revolución; entonces, aquí yo me doy cuenta que esta Revolución sobre la cual vociferan constituye el foco que no permite ver lo que ya está siendo.

Esta Revolución Socialista (esa cosa democrática es tan absurda, niña), se encuentra allá en un futuro, aún no se hace, pero para allá se avanza. Yo no soy nadie para andarle diciendo nada a la gente militante, finalmente, esa convicción que tienen es regia, siempre que no se transforme en tozudez. Sospecho, sin embargo, que se pierden en la luminosidad del foco de La Revolución.

Por dejar todo en pos de La Revolución venidera no se observa la importancia que comporta el acto cotidiano de compartirse una cebolla entre vecinas. Sobre todo en Valpo, con tales niveles de cesantía, niña.

En ese intercambio, lo que se produce, es lo que esta regia de la Rita Segato ha llamado política vincular, una que es simple, práctica. No tengo, pues lo consigo. En la misma línea de esta autora, esta generación de vínculos es clave para superar la burocracia, caracterizada como básicamente, el mundo que habitamos: si se necesita una cebolla, debemos enviar un mail o rellenar la Ficha CAS, o como dice mi prima, ambas dos y las dos juntas.

Es en ese saludo, en la pregunta ¿Cómo está? En la que se puede anidar aquello que nos salvará de ir en fila hacia el despeñadero. Respeto para quiénes buscan un mundo mejor, pensando en La Revolución, pero bonito sería que miraran alrededor y dejaran de estar tan concentradxs en cuánta gente logró aglutinar su bloque en tal o cual marcha. En ese compartir se refuerza el mirarse con el otro.

El otro día, niña, iba en la micro y le escuché decir a una chiquilla que iba con su amiga a casa de un amigo de ambas, lo siguiente: ”El Gonzalo nos podría descuartizar acá mismo y pasaría piola”. No dejó de asombrarme, primero, que ella pudiera dar por totalmente posible el ser descuartizada por quién se supone, era el amigo de ambas, y luego, que naturalizara que no pasaría nada si se supiera o se atestiguara su crimen.

Esto da cuenta de los niveles de crueldad que no solo recrudecen los tipos de violencia en contra de mujeres y de personas no heterosexuales, sino que también nos vuelven indiferentes frente al dolor de otro.

Y fíjate que yo tengo acuerdo con compañerxs que plantean que este mayor recrudecimiento de la violencia en contra de nuestros cuerpos, no tiene que ver necesariamente con el que hayamos salido a las calles, sino más bien, obedece a la crisis que vive este sistema Hetero-Patriarcal Capitalista. Deja tú a un hombre sin trabajo, a ese hombre que le enseñaron a mantener a su familia, muy que esa corporalidad que le llama “su mujer”, se irá de gritito, al tiempo que culpará al vecino inmigrante, al que junto a otro vecino chileno le irán a aforrar en algún momento, sabí.

Ante tal escenario, entonces, regreso al intercambio de una cebolla por un limón, ahí está la esperanza, como le hubiera dicho en mis tiempos católicos, niña. Es el apoyo mutuo, como le dicen las otras, la clave para enfrentar tanto horror. Exigirle al Estado que se haga cargo de crear empleo, que no saque asignaturas de la malla curricular mediante marchas, podrá tener algún efecto, pero también habrá un profundo desgaste.

Y en vez de continuar con la monserga “con el fascismo no se dialoga, se le combate”, terminará por enceguecernos con la marcha de 70 personas que mañana pueden llegar a 700, porque es claro el viraje hacia la más rancia de las derechas, si no se combate lo que se está transformando en sentido común: la cesantía es culpa de lxs inmigrantes, si no somos capaces de establecer diálogos y ser en comunidad o en redes con diversas personas en variados contextos, planteando en conjunto medidas de apoyo solidario comunitario, el panorama se pone de los complejos.

¿Por qué no nos ponemos a pensar de qué manera ayudar en la inminente cesantía de profesorxs?

¿En dónde quedó aquello del pueblo ayuda al pueblo?

Yo diría, humildemente que, las consignas hay que materializarlas, enraizarlas en proyectos políticos vitales plurales, situados, pensados en conjunto en los lugares que habitemos o por y en cuales nos desplacemos.

Si la opción no es votar, si la opción no es la institución, ¿cómo podemos avanzar hacia la construcción de alternativas para enfrentar tan adverso escenario?

Imagina, Claudia: lo bonito de generar escuelas abiertas con pago a lxs profesorxs, entre quienes asistan, o el establecimiento de ollas comunes, bingos, rifas, ferias populares en los territorios, en donde lxs vecinxs puedan vender, intercambiar, para alivianar el no tener pan para comer, o que el sueldo simplemente no alcance.

De nada sirve la teoría, si hay que explicarla. Los copy paste no darán de comer. No digo que la teoría en sí, no sirva, por el contrario, pero me hace ruido el “explicarla”, pues ya se intenta insertar un elemento foráneo en un paisaje con sus propias dinámicas. Y tanto tiempo empleamos en tratar de entender teorías que son inentendibles, si ni con youtube resulta po, ñaña.

Hay que generar reflexiones, saberes, pero desde los territorios a propósito de la política vincular. Hay que compartir más cebolla con la vecina y no naturalizar el rellenar la Ficha Cas para ello.

La Revolución está siendo todos los días en diversos barrios. Pero por pensar en cambiar al mundo mediante Una Gran Revolución, nos perdemos del cotidiano.

Si algo he aprendido es que las respuestas están en los procesos de la naturaleza, de la que formamos parte, pues en rigor, somos naturaleza. La Iván, una chiquilla geóloga una vez me preguntó: ¿sabís cuánto tarda en formarse una roca? Lo entendí todo. Comprendí la importancia de navegar sobre las olas y no a escapar de ellas, porque inevitablemente, había de terminar hundiéndome.

La política vincular, comunitaria, del apoyo mutuo, es simple: no requiere otra cosa que saludar y conversar. También se puede jugar y dar abrazos. En estas conversas saldrán varias personas pinochetistas, racistas, homofóbicas, misóginas, seguramente, pero sabí qué, Nicol: Bienvenida realidad. Es lo que hay, como dicen por ahí.

¿Y qué haremos? ¿Seguir en la lógica del foro en la universidad?

Despleguemos nuestra creatividad, compis: conversatorios callejeros sistemáticos, ollas comunes en cuanta plaza o lugar público se nos ocurra. Si nadie sale de su casa, activemos la chispa, porque aún estamos a tiempo. Así como estamos a tiempo de replantearnos todo.

Seguramente, allí lograremos entender por qué el concepto de facho pobre no es solamente clasista y violento, sino que corresponde a una caracterización errónea. Pues si alguien vota por la derecha, a causa de la promesa de trabajo y comida asegurados, tons, es que hay un largo y arduo camino para continuar cimentando desde abajo, cimientos que posibiliten encumbrarse desde y hacia otras perspectivas, para ver esos mundos posibles de los cuales nos hablaron los zapatistas.

Solo hay que contribuir a ensanchar la mirada. Cuando la gente deje de ver solo A o B, y descubra que sus opciones llegan hasta la Z y más, pasándose pa´ l otro alfabeto, no lo aseguraré, pero intuyo, que las cositas se pondrás más lindas, sabí.

Y es que, finalmente, frente a la miseria del capital: una oportunidad para construir y re tejer(nos)

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